AQUA
“Cuando el hombre salió del mar
se llevó el océano consigo”
Claude Bernard
Soy el vinculo geométrico de las olas
la piel de mi vida
Ayer soñé que me moría con Jacques Cousteau
y que una muralla de coral tenía la tumba de un niño marítimo
porque mi boca es un puerto de crayolas celestes
y de arrecifes podados por el polietileno
la mixtura de lo que transcurre, corvinas en la costanera
que arponeros salían de mi semen como manglares
y la noche con el collar de turmalinas en el lomo de un toro
eran caléndulas contra las leguas del cansancio
porque lloraba aceite de ballenas en una lata de hombres huérfanos
heridos por las burbujas de los niños
cuando buscaban la jaula de las rocas
porque quizás
la sequía aparece para develar un árbol de yeso
en las brazadas fracturadas de mi madre…
el agua turbia donde busco a los alquimistas en el silencio de los mejillones
busco en mi sangre las lapidas del mar
pero las moscas y el río se hunden en las pupilas del mar
y los gusanos regresan del cementerio marino
como aguaceros de tribus que enhebran sus moléculas en mi piel blanca
un voraz sentimiento de los que drenan las nubes con el opio…
y fue el inicio del mar
Fue la inundación de la yagua en los poros elementales, la flecha de savia
sus semillas en las parcelas antiguas del manantial
Fue la maloca en cada rito del chubasco, el animal protector
cuando duerme el alma –árbol en cada palabra umbilical de la tierra
Fue el río en el lomo de las ranas, saltando entre los continentes fósiles
del hombre nuevo…
En un meandro de sonidos coralinos
los ríos va al cementerio marino para teñir el vacío como llenura
Un sueño de astilleros en el olor de un papiro, un mapa en desuso
el traje hídrico de una sílaba arrojada al sueño de un litoral poético
Y era la palabra agua una verdad en la tumba de un niño marítimo
la desembocadura de un signo de agua en los calendarios universales
El Juego de un niño–pez en la placenta del acuario
mientras busca en el mar de Aral, lo que ya no existe….
Y fue el inicio del mar
El que descubrió el portal náutico de un espíritu elevado
desenvainado la colmena hídrica en los copos de los árboles
Como una ofrenda de hierbas en las grietas del cielo
me sumerjo a mis delirios oceánicos
cuando las aves migratorias vuelan en mi mente
cuando los cancerberos azules en la puerta de un volcán
En el albor de las nubes nocturnas, la coraza de un nubarrón en mi cráneo
Soy el ciclón de los libros arrojados a las bibliotecas del mar
el relámpago en las plumas del halcón que nace de mi mano
el torrente de la cascada en los bordes de un antiguo marsupio
Soy el líquido que desgrana los acantilados en las parcelas del tiempo
el lirio acuático que teje las branquias en los otoños del valle
Soy el pez azul que reescribe el diluvio como una ofrenda de viento
el talego de charcos cuando bailo en las alturas del páramo
Como presa de una fragata en guerra, la yesca interminable,
el incendio inmemorial del homo sapiens
–Porque el hombre de agua también se quema en el punto cardinal de un risco–
Soy el ojo pardo de un río antipoético que cruza las manos de un niño
la quintaesencia de las aves marinas atrapadas en la saliva infantil
Me sumerjo a mis delirios oceánicos en el sudor de un hombre acuático
cómo un bípedo que alza su cuerpo en las bisagras de una nube…
Sueños de gaviotas dividen la línea cronológica del cielo
es el tiempo de que las manos emplumadas acaricien el retorno
El Sueño de Bachelard en el futuro exoesqueleto en la arena
millones de cangrejos nacen en el lenguaje y buscan el olor a menta
Sueños de la mujer–coral en el fractal de los valles submarinos
sitiada por el crujir de los alabastros y un mensaje lejano en el camino de sirga
la desnudez abisal de su poesía
Qué sería de esta ubre de relámpagos en Sapzurro y Java
qué sería de la luz que abdica el lecho marino, nocturno
Sueños de la mujer–coral
su sangre recorre las venas en los espejos del agua
su cuerpo, sus pechos atravesados por el océano
Su vestigio húmedo es un beso de totora
su sangre es un cincel en la salutación del tiempo
el incendio de un coche fúnebre llegando al mar…
Mujer –coral que ha visto al navío dar tumbos en la incertidumbre
la caricia del cisne en la frontera de los estuarios
distantes cabellos empujan la piel como mástiles en la mitad del huracán:
El amor es el ciclo incomprendido de la nube
a veces son peces, a veces son aves:
el incienso de los ríos en los labios de la Mujer –coral
Dos remos de esmeralda, mezclan el viento que sale del ombligo…
Tuve miedo cuando deshabitaron el vientre de mi madre, y era yo, que había conocido el mar antes de nacer. Un poeta menor expulsado a los atolones, a las musas coralinas que no existieron, a las brisas remotas con sus espíritus y saliva azul; desamparado de palabras, vocales que quisieron ser olas en el Cabo San Juan, engullir los colores, salvar el pigmento repetido de mi piel. Rasgadura, filtraciones de sangre en la memoria, las huellas en la arena de mis ancestros, el recuerdo que he dejado de mi vida.
Yo conocí el mar antes de nacer en la genética de las barcazas que se hundieron en las costas, en el pie de los Mongoles que atravesaron Alaska, soy la herencia de la crueldad y la percusión de ultra sonidos en el devenir de América.
Y estoy aquí para bañarme de sal, para que mi piel muerta sea un cardumen innecesario y se lleve las historias de los olvidados. En las profundidades.
Quiero corroer a los buques que desataron mis palabras: hundir el cielo, porque soy faro de galaxias, la luz de lo indefinido. Cartas marítimas no olvidan que fui agua, corriente de gritos, relámpago de todas las latitudes, tramontanas que golpean mis costillas, zona abisal, círculo: rosa de los vientos, dirección de vientos mutilados…
Con una tremenda náusea anticipada se alejan los buques, se abren las escotillas, las bocinas de los barcos despiertan a los fantasmas, y piratas se anclan en el norte,
en el norte estrella Polar que iluminó argonautas, filibusteros, y todos inermes, babas de los dioses, se hunden de primitivos relatos, se hunden en la gran ola.
Todo es un gran estallido de la rabia, zozobra, abandono a los seres sin lágrimas. Insensibles.
Embestidas marítimas en los acantilados, un devenir de dos dimensiones azules que tratan de juntarse. Quizás en el horizonte se unifiquen, y el sol se dé un chapuzón de atardecer, la lluvia acaricia al cielo liquido, y todo lo evaporado vuelva al inicio.
Todo es movimiento, arriba, abajo, burbujas estallan, nubes contra nubes, y un relámpago aparece, como si fuera una gran cuerda entre las dos dimensiones.
(Ah, el arpegio de las olas, sonidos, y nubes negras recuerdan al marinero portugués cuando navegaba hacia el Porto de santos y su barco se hundía en una tormenta. Resignado gritaba lo indescriptible: Saudade, saudade. Fue la única vez en toda su vida, que una palabra lo salvó.)
Tortugas de los Galápagos llevan en sus caparazones los átomos de la génesis incierta. Encallar la lengua, oscilar entre los silencios, abdicar el mar donde se ahoga el cuerpo. Me abandona el mar, y me queda las arcaicas branquias y todo volverá al inicio.
Seré de nuevo un pez marino. Eterno.
Marooned , Marooned…
Buscaré al axolotl en las fuerzas del sagrado cristal
en la pureza de ventosas que acarician un devenir ajeno
el juego de tesoros inmateriales en las clepsidras
Aguas dormidas en las grietas del vidrio, cuando nos llega la ceguera
en las tijeras de cristal que iluminan las travesías del anfibio
Un pez circular nada en las ruinas de mi piel:
Pero nacerá un poeta de agua
El poeta del agua que lleva el amuleto de los manglares en todas sus páginas
con la química poética de los tres estados del agua
Con el poema en el monasterio acuático de los charcos
y el codex de las flores marinas en el junco que interconecta
todas las tuberías de América.
Cabalgado con las estrellas del cielo y del mar
con los poetas mexicanos
bajo el galope de los hipocampos en las noches de Yucatán. .
Pero nacerá un poeta de agua
el que se baña con las totumas de Cartagena
y bebe con los gallinazos el cadáver de un agua ancestral
y se limpia las encías en el malecón
en las horas que un acuario se llena de peces de oro en las costas del Callao.
Con un salar entre los bolsillos mientras deja una estala de pavimento muerto
y caza pájaros fosforescentes en las noches de los niños astrales
y su hogar en los galápagos bajo el agua evolutiva de las aves jurásicas
en el lago recubierto de ábacos futuristas…
Volver al agua como espíritus bañistas
cuando cantan las almas de agua
los vestigios del río en los huesos
Con el rompe olas de calcio en la boca
la palma de moriche inocente en la desmemoria
Las escalinatas sobre el moho sumerge a los céfiros a lo que llaman sed
y la sed es el asfalto que recibe el arcabuz del granizo, un mar muerto
olas atrapadas en las paredes…
Ayer soñé que me moría con Paul Celan
y que el puente Mirabeau era el grito de un libro interminable
El tugurio de peces muertos de una ciudad inundada, lumbre siempre lumbre
un puente derrumbado en un laberinto cargado de leyendas
Cruzamos el río Amarillo, cruzamos el Paraná, y cruzamos el más caudaloso río,
por el puente que cuelga en el abismo de un hombre, que jugaba al bacará en el golfo de México. Cuando la vida es un puente que no hemos cruzado.
La mejor medicina para el alma era cruzar el puente de Brooklyn
cuando fuimos arquitectos de un arpa en los dedos de un lenguaje líquido
y el poeta interminable, su cuerpo es un puente que cruza la locomotora
una caricia de una gota que se filtra en las cloacas de new york
un puente militar como la garrapata que camina sobre el bisonte
Se desliza una lengua metálica como un garfio en las horas elementales
un puente se apoltrona bajo los amperios de una generación
Se desnuda las cornisas en los contornos de una sombra:
los puentes ven caer a los hombres
cuando se tiene la brazada inmemorial en la cabeza
cuando la cerilla se enmudece en los crematorios de un puente
Los puentes ven caer a los hombres en el suicidio de una época:
sobre las ruinas, lo devastado
volveremos a ser peces…
El vestigio de un niño derretido
después de la lluvia
***
UN COMENTARIO SOBRE "AQUA"
El libro de poemas AQUA nos plantea una poética que logra la conjunción de muchos saberes, ligados por una memoria universal que salta los tabiques temporales de la historiografía y hace que gravite un sentido renovado del mito, de la historia y de la espacialidad terráquea, materializada en geografías que se nos hacen visibles por su condición de viajero mediante el vuelo imaginativo, condensado en poema. La obra nos devuelve una conciencia del agua, bastante enriquecida por el acto de entrelazar y situar experiencias, de diversa índole, que concurren articuladas en capítulos de irradiación universal: El agua en espiral, Psiquismo hidratante, Divagaciones en los viajes de la lluvia, El agua y la muerte y El río ha lavado tanto su lecho.
Son poemas con versos cuya extensión es
signo del vuelo imaginativo de su autor, impulsado por la fuerza arquetípica
del agua, que le revela el registro de
la experiencia humana, como cultura y civilización, ligada a una memoria
genética, al psiquismo animal, vegetal y objetual de la tierra, mediante el
canto de poema de largo aliento, que es ya parte sustancial de la tradición
poética latinoamericana. En ésta obra se plantea un sistema
autónomo de indicación rítmica, marcado por el poder de la imagen, con un
manejo adecuado de los espacios en blanco y de los versos escalonados, cuando
el ritmo así lo requiere. Sabemos que es bastante arduo mantener
el sentido del ritmo en el poema de largo aliento, ya que exige una permanente
atención de su autor quien es un intermediario entre los dictámenes de la
memoria mítica e histórica y la epifanía poética, incorporada al poema mediante
el poder de la imagen. Con esta obra experimentamos la poesía
como vía de conocimiento. Como expresara ese gran cultor de la imagen poética,
José Lezama Lima: “El conocimiento humano se logra por medio de imágenes y no
por conceptos, los cuales vienen a ser a manera de imágenes gastadas. El mundo
de la imagen es el fundamento de una realidad que sólo se puede evocar a través
del recuerdo poético”. AQUA es, sin lugar a dudas, una obra que
dota de renovación la expresión poética que se da en nuestro medio y que
corresponde al trabajo comprometido de alguien que es representativo de la
nueva generación de poetas de Colombia.
El libro de poemas AQUA nos plantea una poética que logra la conjunción de muchos saberes, ligados por una memoria universal que salta los tabiques temporales de la historiografía y hace que gravite un sentido renovado del mito, de la historia y de la espacialidad terráquea, materializada en geografías que se nos hacen visibles por su condición de viajero mediante el vuelo imaginativo, condensado en poema. La obra nos devuelve una conciencia del agua, bastante enriquecida por el acto de entrelazar y situar experiencias, de diversa índole, que concurren articuladas en capítulos de irradiación universal: El agua en espiral, Psiquismo hidratante, Divagaciones en los viajes de la lluvia, El agua y la muerte y El río ha lavado tanto su lecho.
Jairo Guzmán
***
Juan Felipe López, nació en Manizales, Colombia, en 1985. Presidente de la Corporación Cultural Sísifo de Envigado, dedicada a la promoción cultural, a través de tertulias, recitales poéticos y concursos de poesía. Integrante del Centro Literario El Túnel y del Consejo de Cultura de Envigado. Poemas suyos fueron incluidos en las antologías poéticas: Vigas contra el viento (Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob 2011) Poca tinta(Universidad de Caldas, 2012). 4M3R1C4 2.0: Novísima poesía latinoamericana (Monterrey, UANL, 2013). Compiló la antología poética de poesía joven El Vacío como llenura (Manigraf, 2010). Ha sido ganador del Premio Sueños de Luciano Pulgar, Poesía 2010. Mención de honor en el II concurso de poesía en Tiempos de Penuria 2012 con su Poemario: Yo soy Showman el Zambombo. Fue uno de los dos ganadores del Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín, convocado por el Festival Internacional de Poesía en 2013.