De infierno en infierno saltabas pleno de música
Como la liebre de tus Iluminaciones.
Tú, el que canta en el suplicio.
El que no tiene sentido de las leyes.
Nos has legado la suprema rebelión que aún marcha
Entre los despojos y la tierra arrasada.
Jean Arthur Rimbaud, Orfeo de Charleville,
Tu lira fue tu canto liberador
Ante quienes tenían la llama de la poesía
Cautiva en el averno del parnaso.
Nos enseñaste que el poeta, Prometeo desencadenante,
es quien rescata ese fuego y lo distribuye entre todos.
Tú nos retas a no seguir siendo
Actores de quinta categoría
En las letrinas de la historia, lánguida y ruin,
Con jugueticos que dan la ilusión
De estar pisando duro en el mundo
Y sólo somos balbuceo entre migajas de pan ázimo.
Tus poemas
Brotan como ojos de un jardín,
Allí donde el estupor es un piropo,
Un guante de seda el terror.
Dador de la clave de los sueños.
Tu poesía avanza
Con tus dones de mensajero
De la nueva fiesta sobre la tierra.
Un fuego infernal envuelve al mundo.
Leche del desahucio bebemos con delirio hasta el torpor.
Tu luz es un río
Que rebasa el cauce de las venas.
Que las potencias de tu poesía
Pueblen de revelaciones la orfandad de los despojados,
Más drástica que mil Saharas.
Jairo Guzmán