INQUIETANTE PACTO
Atrapado por lenguaje subterráneo,
Desdibujado ayer, ahora intenso,
Ese árbol me es afín.
Me bosqueja
Me proyecta.
En su memoria cuánto le roza
la corteza lo guarda en áspera
mudez.
Persigo su ritmo estático.
La otra dimensión.
Somos mezclas de savias distintas
Atados por magia vegetal.
El y yo peregrinos
plenos de luz secreta,
insensatos.
Un fuego avanza y viste de crepúsculos
su torre.
A su sombra mi follaje incesante.
Sus sueños y mis sueños
arborescentes ojos
en inquietante pacto.
Costra de mis labios
diálogo
sacramento oculto.
El y yo unidos
mas
desesperadamente ajenos.
Nunca sabre de los mundos que recrea
Al brotar incesante.
Entre sus ramas nidos insomnes
Allí el canto es movediza piel
ala silvestre.
Mi ramaje, espejo íntimo.
Siento mi nostalgia como un tacto
Palpo la suya en los verdes
más profundos.
Ahora sé
Mi tronco no lo hieren
pasados reflejos.
Lo escuda el brillo de una presencia
tierna.
Para el vértigo
la calma sellada del árbol vigilante.
ALÉGRASE LA MEMORIA
Alégrase la memoria
cuando ascienden sonidos silvestres
recorre piel y esencia
finamente
un licor inacabable
Partida en mil mitades la naranja.
Hallazgo efímero
Nos atraviesa y lleva
Desde donde somos
a otro orden
desconocido y veraz.
Destilan voces y extraños
Pensamientos.
Alégrase la memoria.
Aprisionado el instante
ya es sonrisa.
aura eternizada.
Enraizado en tibias rejas
que turban la razón
un talismán de piedra oscura
va por mi piel.
AMANECER EN NOCHE PODEROSA
Sombras inauditas
lleva cada hora en invisible fondo.
En despertar presente
alguien
es fecundado por alucinaciones.
Entonces rodean su garganta anillos
Y en los oídos
risas
pieles incandescentes
Testigos.
Sobre ramas atentas, audacias consumadas.
Pasos sin arraigo.
mi silencio a medias quebrado
por signos y sonidos.
Oh sangre del verano
que rebota y cimenta los huesos!
El aire inasible en el cuerpo
ronco
letal.
Comienza un descenso inacabable
en la misteriosa ciudad
que me va resbalando
hacia la nieve muerta.
Distraídos
los ciñe oxígenos de piedra.
Voces
Llaman al fuego errante.
La esperanza en holocausto
hacia arenas inmortales.
Mi esencia madura el vértigo.
Siempre ansia
eco.
Por siempre detenidos
absortos en su muerte
Sin voluntad
Petrificados creen
creen
y no aciertan a estar
seguros de si mismos.
Mañana alguien extenderá mis huellas
imantadas.
Entonces yo entraré
En un dia radiante dentro de la noche
poderosa.
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Francisca Ossandón: (1926-1996). Poeta Chilena. Autora de: “Humo lento”, (prologo de Carlos Rene Correa), Ediciones Renovación, Santiago de Chile España, 1954, “La mano abierta al rayo”, Ediciones del Grupo fuego de la poesía, Santiago de Chile, 1957, “El don obscuro”, Ediciones Lírica hispánica, Caracas, Venezuela, 1960, “Tiempo de estar”, Imprenta Arancibia Hmnos, Santiago de Chile, 1963, “Tiempo y destiempo”, Ed Uguina, Madrid, España, 1964, “Diálogo Incesante”, (prologo de Humberto Diaz Casanueva), Fondo de Cultura Económica, México, 1971, “Desatadas olas de mi mar”, Ediciones del Grupo fuego de la poesía, Santiago de Chile, 1983, “Fuegos de la memoria (Prologo de Edmundo Herrera), Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1988 Su obra se encuentra publicada en diversas antologías chilenas.
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