domingo, 22 de enero de 2012

JAULAS. Poemas de Mario Angel Quintero



JAULAS

I.


Oromos.
Oromonos.
Plato fuerte
De plata recién lavada.
Lucro Nuestro,
Ajeno al desastre,
No nos faltará,
Entre ovejas
Haremos de
Buen Pastor.
¡Ay, man!


II.


La mina explota y su valor se extrae casi instantáneamente.
La corona quede rota, así en el aire, mínimo rajada,
Al traumatizar, al excavar extremidades.
Un toque de devastación, tirarse en pólvora,
En mercurio convierte oro en plata en pegote.
La misma trampa es un refugio es una trampa.
Siempre siempre en sitios siempre siempre difíciles de verse.

III.


Fama sutura.

IV.


¡Por favor! No intentemos volar todavía. Nuestras alas aun no son útiles. Paradójicamente son vestigios de algún futuro. Las membranas que unen los dedos de un pato. Esto no significa que cada ser no brilla, sino que vemos poco antes que la presencia se apague. Después, escarbamos en el halo que permanece dentro del párpado, y buscamos algo con que colgarnos.



V.


Ama el futuro.



VI.


La jubilación de dios no ha sido un proceso fácil. Semejante burocracia y corrupción desanima a cualquiera. Ya al fin aceptada la solicitud, sigue la humillación periódica de la prueba de sobrevivencia. Se intenta dar ejemplos claros y sencillos, con la documentación apropiada. Varias entidades estatales han mostrado interés en ser las idóneas para recibir estas pruebas. Sin hablar de pecados, se puede decir que este interés forma parte de una agresión generalizada  que se siente hacia el solicitante. Las palomas y las tórtolas están en todas partes y casi como ángeles de la venganza divina, se cagan en las coronas y en las estatuas de los próceres.



VII.


¡Por favor! No intente volar sin los permisos requeridos.
El grito ya lo han manoseado. Apagar el sol con un taponcito de cera no lo aleja. No deje que la bulla la tumbe del cable telefónico. No deje que la presión de aleteos ajenos la lance dentro de la maleza que de nuevo cubre todo cada día. No sea huevo roto por algo que titila allá abajo. Conserve su pequeña explosión como un abrazo de plumas en las alturas para algún otro que vendrá.



VIII.


Lo aparente se esconde.
El pico de una cordillera
Se sumerge en el plumaje
De las nubes para desparasitarlas
De helicópteros crocantes.
El cielo gris reposa su bochorno
Sobre los cráneos de la multitud
Hasta que quiebre cáscara
Y se asome alguna idea.


IX.


Son nudos de gestos
Que van dejando huecos.
Son murmullos los que
Levantan palancas.
No le han descubierto
El tumor al PIB,
Pero sigue sangrando cifras.
El cielo es un llorón,
Tu madre no encuentra
La otra arrastradera.
Le falta el tercer trazo vertical
A la montaña roja.
Dado que la ñapa no llega,
Queda detenido el deseo,
Permanentemente
Bajo construcción.
Los huevos han brotado
Orejas para mantenerse
Al tanto.