Ella le da como insignias un yelmo
y unas sandalias alados, los que
simbolizan la rapidez del pensamiento
poético, y un saco para que mantenga
las letras bien ocultas.
ROBERT GRAVES, La Diosa Blanca
I.
Inconstancia tiene la brújula en tus extremidades
Voltea el surco de mi cuarto
Voladora su cabeza pernocta como barrio lejano
Flota la cáscara de cielo
Se esfuma el pájaro de nube
Persigue al viento
Raya el lomo de animal prehistórico
Velado por el cristal
La lluvia deletrea murales
Tritura piedras
Insomnio
II.
Descifro a boca de jarro la luz que ingresa
Tragándome
Quién cremó cañabravas y sauces?
Lata de estaño y circo silenciado
Oficia miedos
Abren con lengua apocalíptica
Inauguran celada
III.
Amada
El brazo demolió el frío en los huesos largos
Da acuamarinos al poema comestible
Otorga fuego aéreo
Por la pendiente de tus ojos
La cuerda
Desciende antes del almuerzo
IV.
Sobre escombros salamandras
El vino de rueda loca abre
El agua sangra
La fe del ciego ilusiona con sus espectros
Las claves anidan
Camina la canción por la lluvia
Satélites de invierno
Donde los trompetistas apacientan
Nada se excluye de la erosión de soles
Los libretos del braile imaginan desmoronarse
Noche de aciagos
Da órdenes de tempestad
Pecado tu cuello en la soga de la desilusión
Diles del anhelo del pastor de órbitas
Entrégate tras la hija de Lucifer
Lujuria del santo y pozo de ladrón
Cirineo de los tiempos modernos
Apártate al desierto a contar estrellas
Bríllalas en el lomo de animal
Los encantados tatuaron
Caminos de piedra
V.
La sala callada
Aventurera humedad de la caricia
Estatura retorcida de grama fugaz
Por mi boca
Sangre de astillas en tu muelle
La ballena devolvió
La armadura de la resistencia
Navegación que hormiguea
Se traza
VI.
No impedir la sed
Imaginaria
Su valija y su oído
Repasan el color verde
Colgado de la planta acuática
Inicia la letra endeble y poseída
Avanza el milenario
Desbautiza encantos
VII.
La lengua azora
Mano nudosa cierra la flor
Quisiera la redondez de un mediodía
Entre brumas perder
El reducto del cuarto del Marqués
VIII.
La ansiedad acrece
Tu garganta
Luna de cárcel derruida
Bosque de coyote
Reyerta en la ponchera de tu sangre
Fogón de tus manos
Una promesa
IX.
Inquilino adeudo el tiempo de la fiebre
que domina mis amores
Este sol declina por mi dedo
Acaricia lo abisal
Ampolla del receso
X.
Caían los tendones del muerto
Cuando temblaron los orificios
La barca del ángel azotó las cerraduras
Un viento de cuervos abrió portezuelas
Aullidos abordaron palabras
Los cuencos ofrendan siemprevivas
A las aguas cortadas del cielo
***
***
John Sosa, poeta de la ciudad de Medellín, quien edita, con Luis Fernando Cuartas, desde hace treinta años, la revista PUNTO SEGUIDO. Publicación que ha mantenido una labor persistente y luminosa de divulgación de obras de difícil circulación y cuyo espíritu se asocia a las prácticas imaginativas del surrealismo. En cierta ocasión la poeta Eugenia Sánchez Nieto les preguntó:
ESN ¿Qué podemos esperar de Punto Seguido en los próximos años?
a lo que ellos responden:
JS/LFC Seguir por la senda de la hormiga. Es un buen sello: la hormiga es un animal pequeño pero es de los más fuertes del planeta. Alza varias veces su propio peso, ni un levantador de pesas haría tal esfuerzo, parece débil y efímero, pero continua cargando sus hojas por el camino que le depara su destino. Destino que se hace así mismo, día a día, convocando a la poesía. La hormiga es un punto que camina, es un punto seguido. Esperamos poder continuar esta aventura, ganar más aliados, hacer que esta publicación sea más de todos ustedes, no sólo los lectores conocidos, sino de los que puedan llegar y asumirla como algo íntimo, como una propuesta visceral, rica para la locura, para el apasionamiento, para la creación.
Los poemas aquí publicados son parte de su libro recientemente publicado:LIBRO DE ANDRÓMEDA Y OTROS POEMAS.
Los poemas aquí publicados son parte de su libro recientemente publicado:LIBRO DE ANDRÓMEDA Y OTROS POEMAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario