El desvanecimiento
del alma
en camino
al limbo
Mario Angel Quintero
...alza le veleomai la navicella del mio ingegno...
D. Alighieri
...alza le veleomai la navicella del mio ingegno...
D. Alighieri
Purgatorio I, i-ii
I.
Se fue la luz
I.
Se fue la luz
Dentro de una jaula
Suspendida
De un cable
Encima de un patio
Desde donde
Un pitbull
Me mira.
El crepúsculo
Esboza la luna
Y una estrella.
Un trazo torpe
Un trazo torpe
Siempre se deja
A propósito
En una pintura
Musulmana.
Un reggaetton
Empieza a llegar
Desde una ventana abierta,
Para que nadie crea
Que aquí se compite con Dios.
II.
Darwin será padre,
II.
Darwin será padre,
Y está muy optimista
Que la próxima generación
Sea más inteligente.
Sin embargo, no se resiste
Una olidita
Bajo la cola
De su amada
Para ver
Si aguanta
Otra montadita.
III.
Los taxis no siguen
Hasta los semáforos.
Se quedan en la sombra
Bajo los árboles.
Virgilio no llegó
A tiempo,
Y tengo que
Hacer la vuelta
Solo.
Temo que me haya
Perdido en el camino
Y casi me gano
Un abrigo de plomo.
Lo otro ocurrió tan rápido
Que no me di cuenta
Cuál me quitó la plata,
Si fue Cianfa o Agnello.
¿Por qué no he puesto la denuncia?
Es que hoy en día no se distingue
Los ladrones de las culebras.
IV.
IV.
Los calzoncillos del sargento,
Más elocuentes que de Bergerac,
Le insinúan algo sutil,
A través de los guantes de gala,
A la tanga fucsia, fosforescente
Y efímera de la dama de la farmacia,
Una Yuleidy sin dote,
Pero con Príncipe por hora.
Quizás un viento inesperado
Fomente algún contacto,
Algún roce de telas...
Pero la lluvia de anoche
Ya pasó, y el sol
Calienta las tejas de la pensión.
Todo subirá de temperatura
Sin la necesidad de pasión.
Con que éstos son los buenos tiempos.
V.
Lear busca a quien llamar.
Lo han ignorado otra vez.
Marca cada número de teléfono
Con una ira majestuosa.
Sus gafas tiemblan
En la punta de su nariz,
Los lentes opacados por caspa y por grasa.
Sus canas tempestuosas
Hacen el papel de corona.
La levantadora abierta,
Las uñas amarillas
Asomadas por las chanclas.
La corte parece
Estar ocupada
Con otros asuntos.
La furia de Lear
Se embotella
En dos buzones
Y en el oído
De una hermana de alguien.
Hoy tiene tanta rabia
Que quizás
No se tomará
Sus pastillas.
VI.
VI.
Cancerbero es
Tres bellezas que se agarran
Después de haber
Obstaculizado la vía.
Recién duchado
Y sin embargo vulnerable,
Bajo el vidrio del taxi.
Caronte me mira
Por el retrovisor.
Se ríe.
Seguramente es que se veía
Muy bonito sin el casco.
Pienso en lo que fue Aquiles.
Pienso en el espiral que trazó Ícaro.
El talón del motociclista,
Elevado e intocable,
Resultó ser su única presa
No destripada.
Pago la mínima y me bajo
A la corriente purificadora
E hirviente de la calle.
Todavía falta bastante
Para llegar al limbo.
VII.
VII.
Mis alucinaciones
Florecen y se riegan.
En un dedal escupe
Dédalo en ayunas.
Amanece a solas.
Laberinto, su cuerpo.
Algo crece, come.
Metástasis en lirios.
La nostalgia rebana.
Me he vuelto gusano
Que busca en lo muerto
La radiante membrana.
La pulpa de un muslo
Como un huerto donde
Fruta tumba a rama.
Estar perdido también
Es asunto de volar.
Por lo menos, en los
Primeros momentos.
III.
A la ménade al frente
A la ménade al frente
Se le ve el pipí,
Asomado como su ambición
Por debajo de la túnica.
Sparagmos y vino rojo de cajita
Que quedó de la despedida,
Anima a la barrita, pintoreteadas de furias,
Después de la función.
Orfeo tiene los cachetes rojos,
Tiene ganas de bailar.
Pero su cuerpo lo ablandan con rumores,
Con saliva, entre dientes blancos.
Su cabeza, una piña dorada,
Flota sola sobre corrientes tiernas.
Sus bocas todavía ensangrentadas,
Ellas se suben en puntillas,
Estiran lo que vende,
buscan su reflejo,
Ecos, contra el parabrisas, aplastados.
Un descuido, al retrovisor una mirada.
Todas terminan solas.
IX.
Gretel se comió las miguitas de pan.
Nunca había estado tan frío
Ni tan denso el bosque.
Pollitos dando vueltas sobre el carbón.
Ser el deshecho de una rosca.
La pareja se comió el carro.
Se comió la casa, se tragó al prójimo.
Acabó con los días.
No dejó para el año entrante.
Se chupó el tuétano.
Se bogó el caldito.
Ahora Hansel extiende la mano.
Estrechamos un huesito fraternal.
Mala suerte, estupideces,
Que las hay, las hay.
Alguien les calentó el oído.
Ahora andan perdidos,
De balde entre puentes
Y los días de fiesta,
Pidiendo que los lleve
Él que los trajo.
Pero si quiere pasar
Al otro lado,
Deleitarse un rato
Del pastel de gloria,
Pegajoso y dulce,
Hay que pagar el pato, amorcito,
Hay que pagar el pato.
X.
X.
Acompañado sudorosamente
Por tres músicos vestidos de Piel Roja,
Raspo la oscuridad visible con una uña,
Que lo en mi oscuro ilumine al fondo.
Desde mi naturaleza sobre ella misma,
Dos muecos, muertos de la risa,
Lanzan los huesos frescos
De un animal grande a la densidad
Entre las dos puertas abiertas de una jaula,
Alas de acero estorbando taxis.
En llamas cerebrales, de cabezas
Arrojado a un hueco sin fondo,
Para amontonar mis esfuerzos.
En el desequilibrio, justicia justifica,
Se desliza sobre la grasa y la sangre,
Tumbándome a carcajadas,
Yo, que colgaba de sólo un cartílago.
XI.
Burro viejo, dice mi mujer.
Las flores levantan sus cabezas,
Se ríen y se despegan de sus tallos.
Se arriman por el aire como hadas,
Coloridas y efímeras.
No te quedes ahí, burro viejo.
En la noche, violencia.
Al sol, sólo tres vejigas
Tirándoselas de charritas.
¿Dónde? rebuzno.
Donde los ladrones
Se enamoran,
Hacen el oso,
Y los matan.
Lo que me lucía ayer,
Hoy no.
Los niños
Nos torturan.
Sus madres
Los felicitan.
Mastico pétalos de rosas.
Me asomo, y cae una cascada,
De esclavos y martirios,
Para remodelar a un encanto.
Tras esta enredadera
Humana, densa en hojas,
Mis ojos húmedos
Parpadean.
Las flores se aquietan.
Una mano tierna,
Quizás ciega,
Bajo el sol picante,
Se extiende.
Ven, burro viejo, ven.
Salimos del jardín a pié.
XII.
Gris se choca contra gris,
Golpes en la monotonía.
El cielo da vueltas.
No – Soy yo él que
Las da, boca arriba.
Sigo a la deriva
En la navecilla
De mi pequeño ingenio.
Crestas de sal
Y de diarrea.
Alucinaciones chapucean
En los hoyos de las olas inmensas.
Somnolencia a brincos,
A caídas. Quién
Suelta a algo alado
Sobre semejante mar,
De semejanzas,
De espejismos.
Apenas hemos empezado.
El diluido viento
Dulce de un lirismo
Antes entristece más
El poco de azul
Que, detrás del gris,
Suena trompetas.
El cielo es una montaña.
El mar es una montaña.
Antes que se me venga encima
Me esparzo sobre las astillas
De él que alcanzó a ver
Pero no llegó.
Su arco en pedazos
Terraza tras terraza,
Gris se choca contra gris.
XIII.
Los ríos encuentran
A su hijo.
De hecho, él,
En una ribera espera
La respuesta curva.
La espera.
Abraza el aire.
Como un pájaro
Apunto de descansar.
La espera.
La respuesta
De eco
Llega desde
Lejos.
Cruza el agua
Cubierto con
Pétalos.
Lo que se pierde
Eco
Entre montañas.
Sin una ley
Que nos bendiga.
Quién descansa
Mientras hay peligro.
El hijo del mar
Es una montaña.
Un segundo ojo
Le sobraría.
A solas en su cueva
En la montaña,
Abusa de su mujer,
De sus hijos.
Deja que se pudran
Los frutos de su tierra.
La respuesta
Se enreda.
Una jaula dorada
Cae desde el morro
De un trasteo,
Se va por un barranco
Da vueltas
Por el risco
De la respuesta
Se rueda
Lo derecho es mentira
Se redondea
Sin temor, como una piedra,
Devora lo que se encuentra.
Pero las aguas
No hablan, caen.
Llenan.
Empapan e hinchan.
Poco a poco tapan.
Crean un espejo inmóvil
Que refleja el cielo.
Silencio imperturbable.
Superficie imperturbable,
Iluminada a través
De toda su extensión
Por los pétalos blancos
De las nubes.
¿Y la respuesta?
¿Alguna vez?
Lo que se pierde
Entre montañas
Bajo
Un derrumbe
Cualquiera.
***
Mario Angel Quintero. Nacido en San Francisco en 1964. Ha publicado los libros Globo (1995), The Fifth Season (1996), Mapa de lo Claro (1996) y Muestra (1998). Fue coeditor de la antología Párpados (1995). Escritor, poeta, hombre de teatro, pintor. Vive y trabaja en Medellín.Estudió literatura en la Universidad de California. Ha publicado obras narrativas en inglés y español en numerosas revistas colombianas estadounidenses y canadienses. Cofundador de el grupo Párpado Teatro. Exposición de pinturas bajo el título Cirugía en la Galería Exfanfarria Teatro. 2008
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