sábado, 3 de diciembre de 2016

LA SOLEDAD DEL PODER. Por: Daniel Acevedo.

Antígona por Mary Stillmann
Antígo

CORO: 
La prudencia es con mucho la primera fuente de ventura. No se
debe ser impío con los dioses. Las palabras insolentes y altaneras
las pagan con grandes infortunios los espíritus orgullosos, que
no aprenden a tener juicio sino cuando llegan las tardías horas de
la vejez.
(Antigona- Sófocles)


Todavía intento capturar, sin ser capaz de abrir los ojos, el instante preciso, el momento en que lo perdí todo: mi familia, mis pasiones, mis sueños, mi voluntad de cambio, mi fuerza para dirigir y guiar al pueblo. Pero mi memoria, endeble, solo es capaz de recordar escenas de un lienzo fragmentado: Lanzas que se sacuden en la noche, un adivino que trae preguntas afiladas como cuchillas, un grito que aún rebota como un eco en el palacio, una novia que se cuelga en una catacumba y se acuesta en la noche en el lecho de Eubuleo. Cada día soy azotado por estas imágenes, látigos de las erinias, que se repiten, una y otra vez, en diferentes secuencias.

¿Que seguí reinando? Por supuesto, ¿quién más se atrevería a ocupar el trono maldito de Edipo? Sólo yo me  atrevo, todavía, a sentarme en este lugar, territorio profanado por el incesto, la sangre y la mentira. Antes lo hacía por el placer ilusorio que da el hecho de ejercer el poder y dominar voluntades. Hoy por hoy, lo hago como un acto de redención con mi Polis, entrego mi cuerpo y todo lo que me queda a Tebas. Pues es mi única deuda, y lo juré ante los dioses, el resto, a mi alrededor, sólo está ocupado por el abismo y la soledad absoluta. Ya hasta el demos se ha callado, me temen, huyen de mi presencia. Saben que me necesitan, pero al mismo tiempo me esquivan y hablan en susurros cuando paseo por las calles.

Es cierto que emití un desafío a los dioses, no quería un símbolo de resistencia. Temía que su cuerpo se convirtiera en una efigie que se acercará a Orión en el firmamento y sirviera de guía a los nuevos rebeldes contra el orden de la polis. Pero, luego de muchos años de reflexión, he comprendido en que he fallado. Y no lo vi, en aquel entonces. 

Las estaciones se repiten cada año, porque cada una se sucede a la otra y Deméter es víctima de la misma tragedia. Hay una relación de causa-efecto, una cadena de movimientos del cielo y la tierra que no puede ser interrumpida. Todo ciclo de odio está condenado, al igual que las estaciones, a perdurar por las múltiples generaciones que caminen sobre la tierra. Sólo el perdón puede cortarlo. Yo ya lo he entendido. Pero es demasiado tarde. Ese fue el instante en que fallé: me dejé llevar de la emoción cuando pude haber perdonado.

Ahora no soy más que la imagen de un tirano que se repetirá como comedia o como tragedia, siguiendo el ciclo, en los nuevos reyes y gobernantes; quienes caerán bajo la contradicción inherente al poder: entre la ley y el deseo, entre el orden y la necesidad humana. Jamás tuve el coraje de Hemon para presionar la espada contra mi vientre y por ello soy condenado a la compañía de este silencio tan atrevido. Pues no hay nadie en el recinto, solo thanatos, quizás, quien espera pacientemente, con su sonrisa macabra, a que caiga mi rostro entre mis piernas.

Si he de morir, que esta sea mi herencia: un espejo, mi espejo. Para que quien herede el poder de Tebas y Grecia, se mire allí y juzgue, al sentarse en este trono, si es Creonte o Edipo, o un emisario del perdón. Yo por lo pronto sé, y soy consciente, que pronto desapareceré y quedará solo este trono vacío, como mi cuerpo, como mi alma.







Daniel José Acevedo.(Medellín-1986) Historiador de la Universidad Nacional, magister en estudios literarios y tallerista de escritura creativa en el Retiro desde el 2014. Pertenece al comité editorial de la Revista Innombrable. Ha participado del I Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes 2014. Hizo parte de una novela colectiva llamada “Ella, La puta” de actual circulación en la Argentina. Ha participado en la antologia del taller literario "Cruzagramas". Ha trabajado en la divulgación y organización de eventos de poesía joven en la ciudad. Aquí su blog: http://deveniresprosaicos.blogspot.com.co/

lunes, 21 de noviembre de 2016

NUEVE POEMAS DEL LIBRO: “CONJETURAS SOBRE LA FALSA CREACIÓN DEL HOMBRE”. Autor: Álvaro Marín


Pintura de Avery Palmer



En blanco y negro


La luz se endurece en la piedra. Una piedra, sí, un duro hueso de la tierra. 
Y si no fuera por la luz este verano sería de sangre. 
Y si no fuera por la luz 
el invierno que viene sería un invierno de algas muertas. 

El día: su iluminada concavidad electriza el paso de nuestros pies felinos. La luz desnuda nuestros cuerpos. La luz, 
el resplandor de sus lanzas punza nuestras cabezas.

Y sin la noche la luna sería el frío rostro de la venganza, sin la noche no existiría el sonido del piano ni la dulce melodía de las voces negras.    
Sin la noche la vida sería gris, sin la noche el hombre moriría en su primera noche. 





Escrito en piedra


En piedra escribo:  
en el principio fue la música, después 
vino la muerte. 
Lo digo en memoria de los días talados. 

En piedra escribo los nombres de la luz. 
Con la sombra de mis palabras 
dibujo sus manos y sus ojos de angustia. 
En las ramas de mi memoria abrazo su música
y sus frutos de electricidad. 

En los desfiladeros se suicidan los días,  
y los árboles desde hace ya mucho tiempo 
han dejado de dar sus frutos.

En piedra escribo la vida 
como escribe el relámpago el regreso del agua. 
Afirmo la vida, la antigua llama que ilumina mi propio abismo. 






Magdalena


Del río, ayer grande y generoso, salen ahora las canastillas 
de mimbre ya sin peces: el mimbre solo como las costillas 
de la res bajo las alas negras de los samuros. 

Oscuras alas cubren la ceiba que antes estaba cargada de luz, hoy es un ramo de muertos. 
Pájaros negros revuelan entre piedras negras, 
y cuando llega la noche, la obsidiana de los reflejos del río, corta el cuello del resplandor de la luna. 
Nacido del sol el caballo del día desciende y en su galope trae las manos rapaces de vengativos dioses.

Esta sangre reseca es nuestro verano, porque en el invierno 
la escorrentía mueve las grandes piedras y baja de las altas montañas los gruesos árboles que se sumergen de pie 
en el mar. 

Y en las orillas el hombre es la espuma 
de la creciente. 
Destechado vive bajo la carpa de la noche 
y tienen una niña que la luna no abraza, 
un perro más oscuro que su sombra 
y un destino arrojado a las brasas del sol.





Poema de las almas muertas


Cómo entender 
Los prolongados silencios del árbol 
Cómo discutir el monólogo del río
Cómo iluminar el resplandor de un incendio 
Cómo leer la sangre abierta.

Cómo curar las heridas del día  
Cómo leer las manchas del sol
Cómo cantar estas muertes.

Cómo entender al trastornado
Cómo curar los rostros del miedo
Cómo contarle al que pasa
Cómo hablarle al que pasa  
Y cómo, 
Si lo que pasa, lo que atraviesa esta noche
Son trescientas mil almas caídas en la guerra.  






A una herida dale alas


Y ya que es obra de tus sueños ama tu herida. 
A tu propia herida,
no la niegues, déjala ser. 
Desnuda su resplandor desde la cima más alta.
A tu herida enséñale a volar, dale alas. 
Deja que su dolor beba
entre los senos del vacío la leche de la nada.




Obús


En la mañana la artillería del sol lanza el obús que ilumina los cuerpos de los hombres talados al anochecer, y sobre 
la ceniza de los derrotados, los rifles levantan la iglesia del odio. 

Pero a la caída de un hombre 
por más naturalidad que se imposte, siempre le sigue 
un viento helado 
y el luto de los árboles a la blanca orilla de luz.  

La luz disuelta en un mar que arrastra las cañas, los días 
y los hombres tocados por los carboncillos de la muerte.   






Desiertos

Una caravana de desvencijadas carretas 
viaja con la noticia: hay guerra en el desierto. 
Los cuervos merodean en la arena enlutada,  
el hambre es la guerra más lenta. 
La muerte relumbra en las tinajas vacías 
en los áridos pezones de las madres
del pueblo del desierto.
   





Poema de amor


Oscuras alas nos rozan, anoche 
cayó un lamparón de sangre sobre la tierra 
y la luz de las bombas
iluminó nuestros cuerpos dormidos. 

Después de la guerra levantaremos la casa 
y la sangre derramada 
arrastrará los pájaros grises de la tormenta.

La historia es un país de estaciones, 
después del oscuro invierno 
pintaremos la casa; cuando en el cielo rojo 
se oculten las máquinas de la sombra 
enterraremos a nuestros muertos. 

Pintaremos la casa, 
y el olvido resanará las grietas. 
En la noche volverán los amigos 
a encender la hoguera de sus voces; 
tu voz será una lámpara sobre las ruinas 
y tus manos lavarán la sangre de la tierra.  





Conjeturas sobre la falsa creación del hombre


Después de la caída al hombre todavía le quedan alas. Algunas veces las mueve y todos lo rodeamos; es un rito, siempre que sus alas se mueven lo observamos atentos, esperamos el momento de su levitación, pero vuelve a caer... pesado sobre la dura tierra.

Recae luego insiste, rueda o se desliza hasta volver a empezar el ascenso. Bordea la cima y vuelve a caer. Intenta algunas veces desde la armazón de un pájaro mecánico, y vuelve y cae. No puede negar su vocación terrestre.  

Es falso que el hombre esté consumado, con la carcasa de sus huesos no logra levantar un refugio para un ser diferenciado. En todo caso el hombre aún no tiene siquiera la habilidad del escarabajo, sus alas rotas le estorban para caminar, su peso muerto es su pesada y persistente sombra.  










Álvaro Marín. Manzanares, Caldas, 1958.En poesía publicó Noche Líquida, mención en el Premio Latinoamericano de Poesía convocado por la revista Prometeo; su libro Jinete de sombras (1992) obtuvo un premio en la Casa de Poesía Fernando Mejía de Manizales. El libro de ensayo La brújula no quiere marcar más el norte, fue publicado en el año 1997 por la editorial Magisterio de Bogotá. En Caracas publicó Estrategia continental, en el año 2008, libro de ensayo sobre cultura latinoamericana y literatura. Otro de sus  libros de ensayo crítico es La biodiversidad es la cabalgadura de la muerte, libro que trata sobre el desplazamiento en Colombia. Con la crónica Humboldt y las manzanas podridas, el Instituto de las artes de Bogotá le concedió el premio en este género en el año 2011, en el mismo año el Centro de Poesía José Hierro de España le concedió mención en el Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro.En el campo de la comunicación, las investigaciones desarrolladas sobre los procesos alternativos han sido herramientas de trabajo de organizaciones sociales y comunitarias.En su reflexión ensayística los principales aportes se han desarrollado en temas relacionados con la cultura latinoamericana y las recientes políticas culturales.Los poemas aquí publicados  hacen parte del libro Conjeturas sobre la falsa creación del hombre,  ganador , en 2016, del VII Concurso Nacional de libro de Poesía,Universidad Industrial de Santander.