miércoles, 11 de febrero de 2015

POEMA DEL LIBRO "AQUA" DE FELIPE LÓPEZ






AQUA 


“Cuando el hombre salió del mar 

se llevó el océano consigo”
Claude Bernard


Soy el vinculo geométrico de las olas

la piel de mi vida
Ayer soñé que me moría con Jacques Cousteau 
y que  una muralla de coral tenía la tumba de un niño marítimo 

porque mi boca es un puerto de crayolas celestes  

y de  arrecifes podados por el polietileno   

la mixtura de lo que transcurre, corvinas en la costanera 


que arponeros salían de mi semen como  manglares 

y la noche con  el collar de turmalinas en el lomo de un toro
eran caléndulas contra las leguas del cansancio  

porque lloraba aceite de ballenas en una lata de hombres huérfanos  
heridos  por las burbujas de los niños
cuando buscaban la jaula de las rocas

porque quizás
la sequía aparece para develar un árbol de yeso 
en las brazadas fracturadas de mi madre… 

el agua turbia donde  busco a los alquimistas en  el silencio de los mejillones 

busco en mi sangre las lapidas del mar

pero las moscas y el río se hunden en las  pupilas del mar
y los gusanos regresan del cementerio marino

como aguaceros de tribus que enhebran sus moléculas en mi piel blanca
 un  voraz sentimiento  de los que drenan las nubes con el opio… 

y fue el inicio del mar

Fue la inundación  de la yagua en los poros elementales, la flecha de savia 

sus semillas en las parcelas antiguas del manantial 

Fue la maloca en cada rito  del chubasco,  el animal protector 

cuando duerme el alma –árbol  en cada palabra umbilical de la tierra 

Fue el río en el lomo de las ranas,  saltando entre  los continentes fósiles

del hombre nuevo… 

En un meandro de sonidos coralinos

los ríos va al cementerio marino para teñir el vacío como llenura 

Un sueño de astilleros en el olor de un papiro,  un mapa en desuso 

 el traje  hídrico de una sílaba arrojada al sueño de un litoral poético

Y era la palabra agua  una verdad en la tumba de un niño marítimo 

la desembocadura de un signo de agua  en los calendarios universales 

El Juego de  un niño–pez en   la placenta del acuario

mientras busca en el mar de Aral, lo que ya no existe…. 

Y fue el inicio  del mar 

El que descubrió el portal náutico de un espíritu elevado
desenvainado la colmena hídrica en los copos de los árboles 

Como una ofrenda de hierbas en  las grietas del  cielo
me sumerjo a mis delirios oceánicos  

cuando  las aves migratorias vuelan en mi  mente

cuando  los cancerberos azules en la puerta de un volcán

En el albor de las nubes nocturnas, la coraza de un nubarrón en mi cráneo   


Soy el  ciclón de los  libros  arrojados a las bibliotecas del mar 


 el relámpago en  las plumas  del halcón que nace de  mi mano 

 el torrente de la  cascada en los bordes de un antiguo marsupio

Soy  el líquido que desgrana los acantilados en las parcelas del tiempo 

el lirio acuático que teje las  branquias en los otoños del valle
Soy el  pez azul  que reescribe el diluvio como una ofrenda de viento
el  talego de charcos  cuando bailo en  las alturas del páramo  

Como presa de una fragata en guerra, la  yesca interminable, 

 el  incendio inmemorial del homo sapiens 

–Porque el hombre de agua también se quema en el punto cardinal de un risco–


Soy el ojo pardo de un río antipoético que cruza las manos de un niño 

la quintaesencia  de las aves marinas atrapadas en la saliva infantil 

Me sumerjo a mis delirios oceánicos  en el  sudor de un hombre acuático

cómo un  bípedo que alza su cuerpo en las bisagras de una nube…

Sueños de  gaviotas  dividen  la línea cronológica del cielo

es el tiempo de que  las manos emplumadas acaricien el retorno 

El Sueño de Bachelard  en el futuro exoesqueleto en la arena 

millones de  cangrejos nacen en el lenguaje  y  buscan  el olor a menta 

Sueños de la mujer–coral en el fractal de  los valles submarinos

sitiada por el crujir de los alabastros y un mensaje lejano en el camino de sirga
la desnudez abisal  de su poesía  

Qué sería de esta ubre de relámpagos en Sapzurro y Java 
 qué sería de la luz que abdica el lecho marino,  nocturno  

Sueños de la mujer–coral  
su sangre  recorre las venas en  los espejos del agua 
su cuerpo, sus  pechos atravesados por el océano  

Su vestigio húmedo es un beso de totora  

su sangre  es un cincel en la salutación  del tiempo
el incendio de un coche fúnebre llegando al mar…

Mujer –coral  que  ha visto al navío dar tumbos en la incertidumbre 

la caricia del cisne en  la frontera de los estuarios
distantes cabellos empujan la piel como mástiles en la mitad del huracán: 

El amor  es el ciclo incomprendido  de la nube  

a veces son peces, a veces son aves:
 el  incienso de los ríos en los labios de la Mujer –coral  

Dos remos de esmeralda, mezclan el viento que sale del ombligo…

Tuve miedo cuando deshabitaron el vientre de mi madre, y era yo, que había conocido el mar antes de nacer. Un poeta menor expulsado a los atolones, a las musas coralinas que no existieron, a las brisas remotas con sus espíritus y saliva azul; desamparado de palabras, vocales que quisieron ser olas en el Cabo San Juan, engullir los colores, salvar el pigmento repetido de mi piel. Rasgadura, filtraciones de sangre en la memoria, las huellas en la arena de mis ancestros, el recuerdo que he dejado de mi vida. 

Yo conocí el mar antes de nacer en la genética de las barcazas que se hundieron en las costas, en el pie de los  Mongoles que atravesaron Alaska, soy la herencia de la crueldad y la percusión de ultra sonidos en el devenir de América. 


Y estoy aquí para bañarme de sal, para que mi piel muerta sea un cardumen innecesario y se lleve las historias de los olvidados. En las profundidades.

Quiero corroer  a los buques que desataron  mis palabras: hundir el cielo,  porque soy faro de galaxias,  la luz de lo indefinido. Cartas marítimas no olvidan que fui agua, corriente de gritos, relámpago de todas las latitudes, tramontanas  que golpean mis costillas, zona abisal, círculo: rosa de los vientos, dirección de vientos mutilados…

Con una tremenda náusea anticipada se alejan los buques, se abren las escotillas, las bocinas de los barcos despiertan a los fantasmas, y piratas se anclan en el norte, 
en el norte estrella Polar que iluminó argonautas, filibusteros, y todos inermes, babas de los dioses, se hunden de primitivos relatos, se hunden en la gran ola. 

Todo es un gran estallido de la rabia, zozobra, abandono a los seres sin lágrimas. Insensibles. 
Embestidas marítimas en los acantilados, un devenir  de dos dimensiones azules  que  tratan de juntarse. Quizás en el horizonte se unifiquen, y el sol se dé un chapuzón de atardecer, la lluvia acaricia al cielo liquido, y todo lo evaporado vuelva al inicio. 

Todo es movimiento, arriba, abajo, burbujas estallan, nubes contra nubes, y un relámpago aparece, como si fuera una gran cuerda entre las dos dimensiones.  

(Ah, el arpegio de las olas, sonidos, y nubes negras recuerdan  al marinero portugués cuando navegaba hacia el Porto de santos y su barco se hundía en una tormenta. Resignado gritaba lo indescriptible: Saudade, saudade. Fue la única vez en toda su vida, que una palabra lo salvó.) 

Tortugas de los Galápagos llevan en sus caparazones los átomos de la génesis incierta.  Encallar  la lengua, oscilar entre los silencios, abdicar el mar  donde se ahoga el cuerpo. Me abandona  el mar, y me queda  las arcaicas branquias y todo volverá al inicio. 

Seré de nuevo un pez marino. Eterno.
Marooned ,  Marooned…  

Buscaré  al axolotl en las fuerzas  del sagrado  cristal


en la pureza de ventosas  que acarician un devenir  ajeno

el  juego de tesoros inmateriales en las clepsidras 

Aguas dormidas en las grietas  del vidrio, cuando nos llega la ceguera

en las tijeras de cristal que  iluminan las  travesías del anfibio
 Un  pez circular nada en las ruinas de mi piel:  

Pero nacerá un poeta de agua 

El poeta del agua que lleva el amuleto de los manglares en todas sus páginas 
con  la química poética de los tres estados del agua 

Con  el poema en el monasterio acuático  de los charcos

y el codex de las flores marinas en  el junco que interconecta 
todas las tuberías  de América. 

Cabalgado con las estrellas del cielo y del mar

con los poetas mexicanos 
bajo el galope  de los hipocampos  en las noches de Yucatán. .

Pero nacerá un poeta de agua
el que se baña con las totumas de Cartagena 
y bebe con los gallinazos el cadáver de un agua ancestral
y se limpia  las encías en el malecón 
en las horas que un acuario se llena de peces de oro en las costas del Callao. 

Con un salar entre los bolsillos mientras deja una estala de pavimento muerto

y caza  pájaros fosforescentes en las noches de los niños astrales 
y su hogar  en  los galápagos bajo el agua evolutiva de las aves jurásicas 
en el lago recubierto de ábacos futuristas…

Volver al agua como espíritus bañistas  

cuando cantan las almas de agua 
los vestigios del  río en los  huesos 

Con el rompe olas de calcio en la boca 
la palma de moriche  inocente en la  desmemoria 

Las escalinatas sobre el moho sumerge a los céfiros a lo que llaman sed
y la sed  es el asfalto que  recibe el arcabuz del granizo, un mar muerto
olas atrapadas en las paredes… 

Ayer soñé que me moría con Paul Celan 

y que el  puente Mirabeau era el grito de un libro interminable 

El tugurio de peces muertos de una ciudad inundada,  lumbre siempre lumbre    

un puente derrumbado en un laberinto cargado de leyendas 

Cruzamos el río Amarillo, cruzamos el Paraná, y cruzamos el más caudaloso río,  

 por el  puente que cuelga en el  abismo de un hombre,  que  jugaba al bacará  en el golfo de México. Cuando la vida es un puente que no hemos cruzado. 

La mejor medicina para el alma era cruzar  el puente de Brooklyn

cuando fuimos arquitectos de un arpa en los dedos de un lenguaje líquido
y el poeta interminable, su cuerpo es un puente que cruza la locomotora 
una caricia de una gota que se filtra en las cloacas de new york  
un puente militar como la garrapata que camina sobre el  bisonte  

Se desliza una lengua metálica como un garfio en las horas elementales
un puente se apoltrona bajo los amperios de una generación 

Se desnuda las cornisas en los contornos  de una sombra: 


los puentes ven caer  a los hombres

cuando se tiene la  brazada  inmemorial en la cabeza
cuando la cerilla se enmudece en los crematorios de un puente

Los puentes ven caer a los hombres en el suicidio de una época:

sobre las ruinas, lo devastado 
 volveremos a ser peces…

El vestigio de  un niño derretido
después de la lluvia 


***



UN COMENTARIO SOBRE "AQUA"

El libro de poemas AQUA nos plantea una poética que logra la conjunción de muchos saberes, ligados por una memoria universal que salta los tabiques temporales de la historiografía y hace que gravite un sentido renovado del mito, de la historia y de la espacialidad terráquea, materializada en geografías que se nos hacen visibles por su condición de viajero mediante el vuelo imaginativo, condensado en poema. La obra nos devuelve una conciencia del agua, bastante enriquecida por el acto de entrelazar y situar experiencias, de diversa índole, que concurren articuladas en capítulos   de irradiación universal: El agua en espiral, Psiquismo hidratante, Divagaciones en los viajes de la lluvia, El agua y la muerte y  El río ha lavado tanto su lecho.
 Son poemas con versos cuya extensión es signo del vuelo imaginativo de su autor, impulsado por la fuerza arquetípica del agua, que le revela el registro  de la experiencia humana, como cultura y civilización, ligada a una memoria genética, al psiquismo animal, vegetal y objetual de la tierra, mediante el canto de poema de largo aliento, que es ya parte sustancial de la tradición poética latinoamericana. En ésta obra se plantea un sistema autónomo de indicación rítmica, marcado por el poder de la imagen, con un manejo adecuado de los espacios en blanco y de los versos escalonados, cuando el ritmo así lo requiere. Sabemos que es bastante arduo mantener el sentido del ritmo en el poema de largo aliento, ya que exige una permanente atención de su autor quien es un intermediario entre los dictámenes de la memoria mítica e histórica y la epifanía poética, incorporada al poema mediante el poder de la imagen. Con esta obra experimentamos la poesía como vía de conocimiento. Como expresara ese gran cultor de la imagen poética, José Lezama Lima: “El conocimiento humano se logra por medio de imágenes y no por conceptos, los cuales vienen a ser a manera de imágenes gastadas. El mundo de la imagen es el fundamento de una realidad que sólo se puede evocar a través del recuerdo poético”. AQUA es, sin lugar a dudas, una obra que dota de renovación la expresión poética que se da en nuestro medio y que corresponde al trabajo comprometido de alguien que es representativo de la nueva generación de poetas de Colombia.

Jairo Guzmán



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Juan Felipe López, nació en Manizales, Colombia, en 1985. Presidente de la Corporación Cultural Sísifo de Envigado, dedicada a la promoción cultural, a través de tertulias, recitales poéticos y concursos de poesía. Integrante del Centro Literario El Túnel y del Consejo de Cultura de Envigado. Poemas suyos fueron incluidos en las antologías poéticas: Vigas contra el viento (Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob 2011) Poca tinta(Universidad de Caldas, 2012). 4M3R1C4 2.0: Novísima poesía latinoamericana (Monterrey, UANL, 2013). Compiló la antología poética de poesía joven El Vacío como llenura (Manigraf, 2010). Ha sido ganador del Premio Sueños de Luciano Pulgar, Poesía 2010. Mención de honor en el II concurso de poesía en Tiempos de Penuria 2012 con su Poemario: Yo soy Showman el Zambombo. Fue uno de los dos ganadores del Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín, convocado por el Festival Internacional de Poesía en 2013.