viernes, 13 de junio de 2008

POEMAS DE RODRIGO VERDUGO. Del libro: ANUNCIO.

collage de rodrigo verdugo






PRIMER ANUNCIO

Nos descarna la noche y se nos pegan todos los vuelos
Las manos han quedado abiertas
Para demostrar que los vientos han errado
Oyes esa harapienta vibración, si es la nuestra y es mejor ignorarla
Somos borrosos para los dioses tanto como ellos lo son para nosotros
Vamos vestidos con agujas quemadas, agotamos el primer ojo
Para que guardar memoria,
Si solo hay viento y agua operando en el brote de los seres inviolables
Las memorias alzaron la luz como limite primitivo
Habrá veces en que nos echen fuego o niebla encima
Para distinguirnos
De eso que hubo entre el cielo y la copa del derrumbe.
Nadie ha descubierto nuestra cofradía,
Porque hablamos un idioma en clave
Entre la bruma accidentada y los lechos mancos
Llevamos atada a la espalda la quimera investida de cera.
Esta mañana se levanto el polvo,
Atisbo esa continuidad que se asoma al día
Un tiempo accesible del que se sale con pies de silbidos hacía las casas
Para entrar y salir de ellas, golpear las puertas mientras abren
Y no es nadie
Mientras vuelven a golpear y de nuevo abren y de nuevo no es nadie
Pero alguien hace cálculos, sumas y restas con esos golpes y comprueba
Que el mensajero fue cubierto
Por constelaciones marinas y anillos venenosos
Y llama a las líneas a advertir
Que las manos del cielo se basan en las retenciones.
Él con nosotros hace una sola cadena, esa sola cadena que hacemos
Con los ángeles que crecen hacia abajo en retribución a la madera
Con las animas genitales que marcan con oxido de zinc sus territorios
En los muros de las cavernas, ahora son distintos los umbrales,
Como el agua que se desengaña
Un renegado magnetismo nos enmascara,
Bañamos las armas en el leproso centelleo
El espacio que ocupamos dentro de la noche se vuelve niebla
Niebla que codicia la fragmentación del cuerpo.
Es mejor ignorar que nuestras raíces
Se abandonaron a cielos equivocados
Que al nacer interrumpimos a esas serpientes
Que son las herramientas de la tempestad
Es mejor no guardar memoria, todos vivieron bajo una lámpara culpable
Lo sumergible del mar primero fue hecho en el cielo
Miramos hacia atrás y vemos al fulgor derribar una hilera de días
Es otra la mirada como la del hombre que se mira fijamente en la mujer
Y descubre que ha convivido con el relámpago
Que encamina a la sangre hacia un camino invisible
Con la clave que castiga las piedras, para que la luz se quede a solas con la muerte.
Descubre que ha agitado pájaros y espejos para que el infierno envejezca
Descubre que ha dejado cubierto de brisas el árbol sexual que releva a la muerte
Descubre que dos temblores se quedaron para siempre frente a frente.



SEGUNDO ANUNCIO

Se conectan mangueras al cuerpo para tragar agua de mar día y noche
Y así enloquecidos partir a la guerra
Que hay entre derrumbes y desdoblamientos
Son de la familia del hombre
Que alimentaba embriones astrales con tinta
Sus ecos llevan alcohol a la estrella,
Convierten en piedra pómez los cruceros.
Los están urdiendo desde lejos,
Por eso sienten la angustia que rodea al rayo
Llevan tierra a los espejos
Para ver si ella es la medida de la resurrección,
Están preparando un largo festejo,
Como vidrios que buscan una fibra oblicua
Nada pueden contra ellos
Ni los exorcismos marinos que ahora bajan por las ventanas
Ni esa arena invisible donde permanecen las ataduras.
Se van hiriendo y esas cicatrices
Van diferenciando esos enarbolados contactos
Que hay entre la luz y el aire
Nos hacen lejano el cuerpo,
Cercana la incógnita de la que brotan las aguas
Ponen la nube trepadora al lado del instrumento espumoso
Ahora dicen: “Enjaularemos la sangre, no sin antes preguntarle
Si cielo o mar a la huella”, es que tantos resplandores nos han sido vedados,
desde que las puertas volaron en busca del día,
Desde que el agua tiene la muerte en alto
Refulge como nunca el hilo que detuvo al diluvio
Y ellos partieron en busca de emblemas para la tierra
La seca estrella puso cuerpos acalambrados en el camino.
Los están urdiendo desde lejos y avanzan y avanzan
Encierran fuego en las estrellas para hacer reñir a las aves
Son reclamados como esas banderas o seres sin cabeza
Que hacen piar la imantación
Aunque todo parezca perfecto fijo e indisoluble
Todas las tardes raspan sangre seca de pájaro
Por el bien de todas las estructuras.
Partieron en busca de emblemas para la tierra,
De ese arraigo titilante que esta en vías de ser un internado
De cisnes mortíferos donde se entra a darse esos roces enrejados
Que hay entre los espermatozoides y el anticristo
Seres turnios hacen maderos a la orilla del camino
Se ajustaron los astros a un hilo de sangre.
¿Qué harán esta noche que los estoy mirando?
Tendrán una muerte con contornos de aire o agrandaran el anillo
O conseguirán un cadalso glúteo, o solo esperaran el día,
Porque siempre en el día
Tendrán la edad de los árboles, y dicen: “A partir de este rayo cada herida tendrá la edad de los árboles”
Por eso nosotros bebemos y nos alumbramos
Pero aguas y luces se abstienen de nuestra postrera desnudez.
Todo esto ya no esta ni siquiera en la larvada oscuridad
De quien ha cerrado todas las puertas,
Y esperado que los vidrios muestren aires sucesores.
Tocamos el dolor de los animales en los abismos nuevos
Después el cielo solo reflejo nuestra afinidad con las piedras.



TERCER ANUNCIO


“La luz no puede confesar su edad”
Renato Yrárrazaval

Suda tinta la penumbra
Dormimos en la habitación
No cesan las embestidas del vaho contra la ventana
Yo duermo abrazado junto a ti,
Sabiendo que los muertos tienen días sobrantes
Se agita el árbol y cae un resto de lluvia,
Nos cubren astros que fueron aflojados por la nieve
Hay días sobrantes que alternan con las hojas caídas.
Pero no lo creas todavía, espera,
Deja dentro de un dios de ceniza todas las fuerzas
Quien en verdad no sabe que la oscuridad es la nada envenenada
Tú no lo sabes
Y es como si la muerte os refregara su tripulación de túneles
No sabes que en ti yo agrietaba el sol,
No sabes que me quedaba siempre en tus redes llorosas,
Que todo el placer va a dar a los pozos mutantes,
Y después de los lechos el mar es estigma.
Pero no lo digas todavía,
Es mejor ver como se levantan los estratos de los ojos
Los estratos de los pies, las botellas llenas de pelos
Para avasallarnos todas las noches
Y tú huyes hacia el torrente y allí te azoto con la correa de transmisión
Hasta que la mañana revienta y deja en los ojos
Una renuncia llena de sabanas y de árboles.
No lo grites todavía,
Son otras voces las que se escuchan dentro de los cuerpos
Voces que nos dicen que aguas y fuegos insalvables alejan al día
Que la memoria es la parte más desvastada del cielo
Donde siempre he mirado a un rey cubrirse de axilas
Caer sobre los azulejos, instar a los animales a profanar la sal
Partir de cero en el seno cavernoso.
Muchas veces yo estaba huyendo
Como si el agua me fuera a comer la música
Y así abriendo las olas continuábamos la lengua ígnea
Que vengara a las aureolas.
Crecen y crecen uñas en las cavernas rebanando
A quien ose cruzar hacia el otro lado
A ver si aun se oyen gritos de acusados dentro de los corales.
Que lejos se ve la hoja que une las agonías, que pétrea se vuelve
No basta con esperarla caer, después de todo sabemos
Que si un nudo falla en el cielo se nace o se muere
O el pájaro ciega más y más al temblor.
Un molusco se clava en lo alto de las torres
Para ejercitarse contra los confines
Los ojos del aire tienen algo de clave enferma
Los ojos del aire graban lo subterráneo y se lo entregan
Al hombre retenido, al que enciende el fuego
Al que pone una inmaculada garganta como cruz sobre el mar
Ahí llegara solo el caballo en que se dan todas las reencarnaciones
Ah caballo solo, que oyes a la tormenta renegar sobre las yedras
Lejos estamos de los umbrales entrañables
Esparcimos carbón sobre un tambor mongolico
No lo vayas a callar del todo, es que no hay demasiada sangre para presentir la llave.



CUARTO ANUNCIO

Todo lo que llega a tocar cielo
Se convierte en esa simultaneidad que curva las almas
Los otros solo llevan la podredumbre de las olas,
La angustia de los objetos
Si, esos mismos que empezamos a conocer
Cuando la sombra esta repetida de ardores
Cuando vivir es como desenredar las aguas
O ver como la arruga embarazada
Se mueve en el potrero cada año.
El cuchillo no entra, pero saca toda el agua que dentro de los días
Hasta que en ese fondo no hay nada más que la vejez
Nada más que esa conciliación que adquiere la lengua
Al posarse sobre la niebla.
Nos desalojaran de los círculos
Las ánimas de sal reunirán toda la cólera de nuestros ojos
Andaremos oyendo letanías como las del fauno que hicieron
Reventar en sangre los oídos de los animales en el zoológico
Se esconde uno detrás de una ceniza para ver pasar los días
Ver pasar palomas que se parecen al día de los muertos en las islas
Bebe en los villorrios, donde las arañas desordenan la resurrección
Vuelve como el padre de las trizaduras a cada desembocadura
Vuelve después de haberlo visto todo
Vuelve con una máscara que no es ni el aire, ni el fuego
Vuelve harto ya de tantas letanías, a punto de dinamitar al fauno
Viste a los árboles de un tormento virgen
Apacigua a las ballenas con cardos y retinas desprendidas
Vuelve como el niño lobo que entraba
Con una bandeja llena de un líquido azul
A la pieza que no tenía suelo, solo las paredes y el techo
Y volver es siempre como si nos cortaran de ese mimetismo
Ahora los árboles tendrán que buscarle otro nombre a la muerte
Y los vuelos no podrán esclarecer nada
Todo hueco azaroso se debe habitar líquidamente
Y líquidamente habitamos lo que va a venir
Como si nos concedieran por última vez a la bestia seca y opaca oírle:
Que de día éramos libres
Que de noche un resorte siniestro nos unía.
Un espejo levita en los cementerios:
De modo que las tumbas de abajo se trasladan hacia arriba
De modo que las tumbas de arriba se traslucen hacia abajo
Y la gente arma y desarma maletas.



QUINTO ANUNCIO


A Mi Madre Patricia Pizarro Silva.


I

El agua va más lejos que mi propia vida
Siento que el sueño esta vuelto hacia el tiempo
Como la devolución a un enigma reflejado.
No se puede salir de la luz sin que no se descubra
Esa profecía que hay entre el cuerpo y el árbol.
Mas tarde, tarde el aire es visitado por bordes y mitades
Por estelas que se vuelven contra el
Si su cabeza empieza a disminuir en la distancia.
No puede salir de la luz de nosotros sin que no le salga al encuentro
Esa alianza que hay entre la hondura y la mano.

II

De las cavernas nos llega el eco de una orgía de radbomantes
Casi todos nosotros debemos salir con la campana
Que se apiada que la sangre sea nocturna.
Estamos todos en nuestros puestos, los filos aun están en cautiverio
Ya se abrirá la cámara de algodón
Entraran dos centauros infrarrojos a engancharse
Podéis vosotros allá afuera simuladle sus puestos
Al buzo cargado de llaves, al bullicio de lana, al ligamento
Simulad que alguna vez sentisteis un rocío terminal en los pies
Todo os sucede ahora entre duraciones y estampidas
Los espectros de piedra oficiaron el aumento de la mañana
Y traemos aguas que celan a las columnas y a las espadas
Y traemos arenas asomagadas y traemos el fuego como mudanza
Para que el día se prepare para un umbral más grande
Para cuando lo olvidemos,
Cuando ya no importe si la eternidad es diurna o nocturna
Cuando el hombre y la mujer hayan traslucido
Lo que la muerte va espesando en el sueño.

III

Los muertos se llevan chispas microcéfalas para sus viajes
Cambian de rostro a cada momento durante el velorio
De modo que sus deudos ya no saben a quien están llorando.
Tal vez el mar haya insinuado levantar el velo,
Pero nunca se ha levantado
De los valles se oyen gárgaras con las que intentan saldar
El vuelo de los pájaros cabalísticos.
Oh aguas, reventadme frente a esas flechas convertidas
Más, dejadle a la piel esos poros equinocciales que los espíritus riegan
Prefiero a mi vida el devenir de esas hormigas de mercurio
Por el cuerpo de los célibes.
Oh aguas, yo era el que ignoraba
Hasta que la luz respondió a mis huesos
Hasta que las piedras dejaron que la noche agonizara
Oh aguas, que quede sobre nosotros
Solo esa liberación entre las nubes y la carne.


IV
Mi boca ya habrá conocido todo tipo de entrañas
Para cuando tú me engañes con un ángel.
No quiero que la piel nos mire enteros
Ni que por ella sigan los tormentos parados en la luz.
Estamos todos en nuestros puestos, las venas como andamios
Nuestro arrepentimiento es imposible de fingir
Nos exhortan los dos centauros infrarrojos que acaban de salir
Y dan gritos terribles entre las achiras.



SEXTO ANUNCIO

I

Un río se detuvo sobre el pecho y entonces nos reconocimos
Y de golpe el cielo vivió nuestras aguas
El primer día de los metales es como tu mirada
Yo soy el que busca la tumba que se traga a las otras tumbas
Nuestra hija es aquella que hace crecer corales sobre los toros
Y vuelve al lecho a sentir que es de ella nuestra sangre
Cuando teme sus alcances
En ese espacio ataviado por la voz condenada.
Sentimos que es nuestra su sangre, cuando el mar y el cielo
Se prolongan en la última clave
Y ella vuelve al lecho y encuentra el daño hecho
Los sátiros alejándose en sus cunas de muelas.

II

Solo una vez nos es dado recordar que el cielo se salto al tiempo
Dejando un extravío agujereado
Y yo y tu y ella vamos con un ramo deduciendo
A aquellos que se reparten la tormenta.
¿Cómo pueden las puertas si el amanecer tiene todas las formas de suspensión?
Tú podrías salir de tu sangre y anticiparme el pez,
En esa noche liberada que mana flechas.
Yo podría cubrir de pelos azules a esos caballos de fuerza
Que transportan lluvia de mar al hormiguero.

III

Yo corro en busca de los emisarios plagados de crisálidas
Sigo fundando con ellos vecindades prismáticas
Ahí te pierdo de vista por un instante, ocurren movimientos milenarios
Unos niños les prenden fuegos artificiales a los sapos
Los cosmonautas chillan a más no poder lustrándose con suero
Vuelves a aparecer como una geisha
Con el anillo de saturno hundido en la albúmina
Nos debatimos con números, nos besamos debajo de las mesas
Juntos hemos llegado a saber
Que cualquier desemejanza entre los abismos
Se nota de inmediato en la luz.
Uno difaria como la espuma, se recuesta en el suelo
Mirando a la inhóspita brisa doblar los paltos,
Dar una ciencia de lagartos a las rodillas
Uno toca los acordeones para ver enroscados
A la sebosa alma y al ángel limado
Nada, sobre todo nada a altas horas de la noche
Y se encuentra de pronto nadando
Junto a aquellos emisarios plagados de crisálidas
Que una vez cumplidas sus misiones
Corren hacia el mar y se sumergen millas y millas
En busca de restos de cirugías plásticas
Entonces cada uno emerge y muestra su pesca
Por todas las vecindades y alberges prismáticos
En un solo movimiento milenario que se hace sombra sobre los huesos.

IV

Y yo y tú y ella vamos mostrando en cada piedra que queremos volver
Vamos mostrando en cada lámpara que ya no vivimos en nosotros
Y cada herida se va cerrando para sentirnos más cerca
Cuando las llaves del aire hacen su mayor hallazgo.
Yo soy al que le hicieron un tatuaje
En el salón de los juegos clandestinos
Y según un significado del mismo tú fuiste una de esas mujeres
Con las que yo antes tuve trato
Y que tenían dos cráneos en vez de tener dos senos
Y que dibujaban tumbas en las paredes de la habitación
Y que bebían pócimas de alcanfor para caer al fondo de la tierra
En busca de las maquinas punzantes.
Según otro significado del mismo,
Nuestra hija fue la que arrojo arsénico sobre la cabeza de los cocodrilos
Y le mostró a la tormenta que el líquido es un dios venidero
Según nuestro propio significado nuestras dos manos juntas
Son ese lecho engendrado por la luz
Nuestras manos juntas son como una plegaria rocosa entre los astros
Y al día se le vuelan las llaves interiores
Mientras crece el amanecer en nombre de la red invisible
Que cae sobre el mundo
Cada vez que mi sueño se inclina sobre el tuyo.



SEPTIMO ANUNCIO


“Prolijos crímenes de momias especiales”

Jaime Rayo

Aun continúan alli
Tal vez porque se han dejado imantados entre el fuego y las estrellas
Porque saben que el fuego fue desheredado de una hondura a otra
No puedo ignorarlos aunque apenas sean un vuelco más sobre las aguas
El cuerpo que se les dio fue impenetrable hasta para la misma pureza
Sus besos le han arrancado su ancestro a la tormenta impregnada
Y tienen cuellos y articulaciones al descender de esa escisión ventisquera
Que se encarama en los fluidos flechados.
Tengo un vago recuerdo de ellos, tal vez porque me evitaban
Veían mi mano como destinada al sacrilegio volátil
Veían las pústulas y las violetas como únicos estandartes
Se hacían una argamasa con fauces, con meteoros zafados
Para poder poner un pie sobre estas tierras descritas como perdidas
Desde entonces los seguía a todas partes
Llevaban fardos de cigüeñas muertas de roca en roca
Sabían mejor que nosotros que el silencio se aferra al cielo
Y que ciertas piedras nos anunciaban lo que perderemos
Vedlo, vedlo me decían: “Como nos reciben esas parcas con lanzazos ecuatoriales
Esas mismas parcas que un día tendrán que despedirnos en la última torre
Mientras en nuestros lejanos lechos se abren solas las ventanas y se encienden las luces”
No eran nada mío, y yo los seguía, a pesar de que evitaban mi mano
Llegue a pensar que tal vez ella, mi mano, había escrito un epitafio en el cráneo de las bestias
Y si lo hizo sabed que luego le dio a puñados su espesura al rayo
Fue capaz de tocar el polvo, aun cuando este no daba origen a nuestra rapaz circularidad
Solo el día que oímos caer al pensamiento sobre las aguas, me aceptaron como uno de ellos
Poniéndome esos dientes que cruzaron el océano durante las noches, ahora empezamos, decían
Tanteando en los fulgores que el tiempo esta incrustado en el espacio,
Tanteando ese hallazgo que espacia la muerte
Mira me dijeron:” En estos fulgores esta el indicio de alguien que reconoció su forma al final de la ola
Confiando en ese signo diario que avanza de petrificación en petrificación
Como el desangrado que ha llegado al espejo otoñal
Como los alacranes matemáticos que van en busca de brillo a la tumba del marino
Y cuyo brillo resaltamos pasándoles cepillos de diente por encima, en temporadas aciagas
Ve luego y espanta con muletas a esos matapiojos de la morada carne del auriga
Ve cuantos días han sido arrojados al otro lado en un intento de sangre
Toma, esta es la lámpara para no ser apretados por el polvo al momento de nacer”.
Si alguna vez hubo algún derrumbe aquí, si lo hubo, no habrá más paz en el polvo
Si alguna vez hubo noche aquí, si la hubo, no volverán a estar en paz las sombras
Mordían a quien no tenia oscuridad, toda filtración era una boca más para ellos
Así como los reflejos son las hélices de nuestro cuerpo intermedio situado
Como los designios compactos que nos proponen el mar y el cielo
Había fiesta si mandaban sus manchas negras y esas manchas negras regresaban
Después de haber hecho que el cobre le diera la mano a los perros
Mas todavía desconfiaban de mi mano, me decían que cuando el rayo se quedaba sobre las cimas
Era porque veía doble nuestra muerte.
Supe que el dolor inunda la oscuridad, que las alas están unas sobre otras, unas esfumándose sobre otras
Pero a las alas recién llegadas les era dado a ver que lo indisoluble es un espejismo ausente
Yo era el tercero de ellos y como tal podía entrar al hospicio donde pavos reales arrastran biopsias
Tenía acceso a los entierros espirales y a rondar junto a esos chivos
Que tienen enterradas brújulas en el lomo
Una caparazón existía contra lo súbito, pontela me dijeron
A ver si alcanzas a soplar graneros natales sobre las uñas
Si rompes acuarios con la mirada y después los vuelves a llenar de líquidos vaginales
Si cargas en las espaldas aguas inexplicables como si fueran criaturas
Si de tanto asomarte ganas acantilados en alguna humedad del cerebro
Y cae la tarde y comienzan los demonios a comer arena.
Más todavía desconfiaban de mi mano, tal vez porque ella
Le ofreció un yacimiento de dados al insepulto
Me decían:”Si no puedes roer la roca, debes crecer de ella”
Me mandaban a vender radiografías a la entrada del circo chino
Cuando llovía con sol meabamos sin parar
Jugábamos a los tahúres colgando de las enredaderas
Un insecto me mordía y me hacia envejecer, entonces ellos lo tomaban
Lo ofrendaban a las fecundaciones sordas, lo hacían incienso
Abrían un escondrijo entre las rocas, hacían crecer una felpa inicua
Desde entonces tengo la fiebre de quien abre un escondrijo entre las rocas
La fiebre de la jauría que anda a la siga del trofeo estrellado
Que los sucubos cubiertos de arrayanes darán a quien se bese en su propia boca
La fiebre de quien se cubre de tinturas para ver esas sustancias hermosamente heridas
Que hay en cada constelación
Mira me decían,: “Hacia el mar se ven las mañanas enclaustradas ya por la carne,
Ya por la nitidez de los sepulcros, siempre fue la tinta la que adivinaba quienes tendrán o no rostro
Aquí en la última torre, mientras en nuestros lejanos lechos se abren solas las ventanas
Y se encienden las luces”.
La última vez que los vi decían que los días y las noches se habían colmado sin rebalsar la rueda
Estaban en medio de una capilla que había sido devuelta por el último maremoto
Adornaban sus paredes y ventanas con pelos rubios
Advirtiéndole al resto de la comunidad que ya no serán ceremonias religiosas las que se celebraran allí
Sino cumpleaños de bailarines embalsamados
Ved la caravana que viene trayendo como regalos, alambres de púas, lagartijas reventadas, eclosiones que Los labios de el cosechan en el cuerpo de ella.
Ya el temblor se gozaba a si mismo, se veía como la sangre delineaba el día
Para que el destello no solo surja, sino que pase ante nosotros,
Como ese ser increado que tenemos a favor de nuestra alianza, como ese signo que refuerza al mar
Y ese silencio equilibrándose entre los orígenes.
Esa fue la última vez que los vi, los extraño
Aunque nunca dejaron de desconfiar de mi mano
Ahora en el sitio que dejaron vacío, se ven luces de linternas jugar por las noches
Se ven novicios lavarse la cabeza con gas grisú
Buscar una bolsa para vomitar el pescado podrido del almuerzo
Y el ángelus violáceo viene de las cascadas en busca de una mano inflada.

***
Rodrigo Verdugo Pizarro: Santiago de Chile, 9 de enero de 1977. Se inicio en el taller de poesía "Isla Negra", dirigido por el poeta Edmundo Herrera, desde 1992 a 1996 en la SECH. Coeditor y articulista de la revista Derrame. Coeditor de la Revista Labios Menores. Subdirector de la revista Rayentru. Miembro de la Sociedad Internacional de escritores (SIE).y Miembro de la World Poets Society (WPS).Su obra ha sido en revistas como: Revista Aurora 55, Boletín de la fundación Pablo Neruda, Revista Piedrazo, Gaceta literaria El Bote, Revista virtual As de Copas, Revista virtual Burdel Abierto, Revista virtual Pluma blanca y negra, Revista Espantapajar@, Revista Oximoron, Revista Voces (España), Revista Cognosco (España), Revista digital de Literatura y cine Deriva (España) Revista virtual Luke (España), Revista Papers del LLavi (España), Revista virtual Wakan (España), Revista Alex Lootz (España),Revista virtual poesía x letras (España), Revista Convivia Literaria (España), Revista Perito (España), Revista Letras Jóvenes (México), Revista Electrónica Letralia (Venezuela), Revista virtual Los poetas del cinco (Venezuela), Revista virtual La maquina de escribir (Argentina), Revista virtual Archivos del sur (Argentina), Revista virtual Remolinos (Argentina), Revista La Iguana (Argentina), Revista virtual La puerta azul (Argentina), Revista virtual de psicoanálisis Fuegos del sur (Argentina), Revista La avispa (Argentina) ,Revista virtual Officina do pensamento (Brasil), Revista virtual Verbo 21 (Brasil), Revista virtual Diez Dedos (Colombia), Revista virtual La peregrina magazine (Cuba),Revista Santiago Habana (Cuba), Revista LSD (Uruguay), Revista Paradoja (EEUU). Como ha si mismo ha sido incluido en las sgtes antologías: Escritores del mundo II de Alejandra Zarhi, Ed Rumbos 1995, Primer Concurso de poesía y narrativa “Andrés Bello” DAE, Universidad Andrés Bello, 2002. Sitio público, Mago Editores, 2005, Desde mi ventana: soledad y vértigo, Ed Ábaco, 2006 (España), Antología internacional de poesía amorosa, compilación de Santiago Risso, Ed Alejo, 2006 (Perú), Antología de poesía digital “Una voz en el abismo” , compilación de Paolo Astorga (Perú), 3 antología de poesia Rayentru, Ed Leutun, 2008. En 2002 publica su primer libro “Nudos Velados” Ed Derrame, (prologo De Roberto Yánez e ilustraciones de Aldo Alcota). Así mismo su trabajo aparece en las Pág. Web: Sonámbula, Surrealismo latinoamericano” (México) a cargo del artista Enrique Lechuga y “Viu La Poesía” a cargo del grupo “Pocio, poesía y educación, de la Universidad de Barcelona a cargo de la catedrática Gloria Bordons. Ha sido traducido parcialmente al francés, italiano y polaco. En 2004 fue moderador del “Primer encuentro de poesía regional” llevado a cabo en la ciudad de Lebu. En 2005 participa en la exposición colectiva "Derrame cono sur o el viaje de los argonautas", en la Fundación Eugenio Granell (Santiago de Compostela, España), y obtiene el primer lugar en el concurso “Alas de la Poesía” organizado por la Asociación “Amigos de la Poesía” (Monterrey, México). En 2008 participa en la Exposición Internacional de surrealismo “O Reverso do Olhar” en la Casa de la cultura de Coimbra (Coimbra; Portugal). Actualmente trabaja en dos libros inéditos "Anuncio" y "Transmisión debajo de las piedras", y en un ensayo sobre la obra del poeta Gustavo Ossorio.