miércoles, 1 de agosto de 2007

POEMAS DE RAFAEL PATIÑO






Un febril piano que retrata el amor

Rafael Patiño es uno de los poetas más talentosos y multifacéticos de la generación postnadaista en Medellín, ya que aparte de la poesía – y la versión de poesía en otras lenguas- ha incursionado con éxito en la pintura y la medicina alternativa. Cuando lo conocí, a finales de la década del sesenta, me impactaron la fuerza y el colorido de sus poemas de elán rimbaudiano, muy notables en el medio literario de aquel momento, que se caracterizaba por el reflujo o retirada de las aguas mansas y superficiales del nadaísmo deviniendo, poco a poco, en el pret a porter de la cultura colombiana. Era ya un excelente poeta “erótico–velado” en el sentido que le confiriera a esta fórmula encantatoria el surrealismo, a la que él agregaría, por su cuenta y riesgo, cierto regusto barroco y de lo real maravilloso, proveniente de la santería y la brujería afrocaribeña.
Como poeta erótico, creo, no tiene rival en la actual panorama de la literatura antioqueña… y quizás de la colombiana, donde no se le puede comparar el erotismo tibio y sentimental de José Manuel Arango o Darío Jaramillo, el seudomístico de Elkin Restrepo o el costumbrista y misógino de Raúl Gómez Jattin. De igual modo que resulta difícil encontrar imágenes y metáforas del amor carnal tan logradas y originales como las suyas, en otras obras poéticas de nuestro entorno poético. Para terminar con un botón en el ojal o una muestra a flor de piel, transcribo a continuación una mínima selección de sus versos: “De noche aúllo tu nombre ante la luna / quiero un bolero obsceno para apretarte”. “Toco la blanca piel donde cada noche / baila su ensenada mi lujuria”. “Bebes la blanca lava de mi daga / con la encarnada glotonería de tu nuez”. O finalmente: “Universo incendiado entre una leche de lujuria / abyecto y delicioso empalamiento del amor”. Voy al baño. RAÚL HENAO. Medellín, 2007.




Tatuaje de molusco

Soy acalorada boca
Que un soberbio tatuaje de molusco
Masculla a tu oído
Enciendo el terciopelo de tus senos
Decúbito y supino abre tu océano su ojo
Alzas una pierna aquí
Y nos extraviamos en la fronda de tu bosque.


Ser cuerpo era un festejo



Ser cuerpo era un festejo,
Gajos de luz abrían heridas en el ojo ebrio,
Yo te decía ven y el cristal
Retrataba tus uñas en mi carne.
Un mástil erguido en mi cuerpo se mecía en tu
centro
Y mascullábamos al amanecer nombres
equívocos
Bella jeta alzada grupa fruto reverberante
Anillándose en el dedo
Axila donde insulé el olfato de fauno
Universo incendiado entre una leche de lujuria
Abyecto y delicioso empalamiento del amor.



A Orillas del Cosmos

Oculto azafrán de tu lujuria
Selva rabiosa de tu axila;
Arácnidos ardiendo bajo el sol
Muy táctiles iremos, allí
Donde el cielo pinta
Una elocuencia de sangre,
Con mi tallo en tu rosa
Y un licor de Venus
Subiendo desde el centro del planeta
Chorros de estrellas entre el grito.



Teorema incendiario


Dame tu untuosa fisura
Teorema incendiario,
Agua de jade
Que escancian las estrellas
¿Qué luna enloquece
Con el imán de tu mirada?
Quiero entrar a tu túnel tembloroso


Tiniebla de sangre florecida


Donde un espejo duda reflejarnos
En una inversión de amaneceres
Quiero entrar a tu untuosa fisura
Dame tus dulces lunas erizadas
Tribus de estrellas ya se agrupan
Para mirar el incendio del amor.


Si te veo se incendia mi animal


Si te veo se incendia mi animal
Devoro lunas con tu boca en mi boca
De tu bosque oscuro habito en el centro.
Te veo y un oro espumea sobre el éxtasis,
Mixtura de sangre que corta el aliento,
Simún desmayado en un lejano recinto
Donde el sol besa el indesatable nudo
De nuestros cuerpos.


Poetas Incendiados


Cerca de la fragante zarpa del día
Untuosa y brillante es tu piel
Bajo los zumos de luz
Somos la misma cercanía
Y nuestras bocas
Y la cosquilla del deseo
Y la espuela enrojecida del deseo…
Entre los piñales y la luna
Tu cuerpo llama la llama
De los poetas incendiados.


En la penumbra del tapete


Vas en el sombreado silencio de las voces
Cuando el sol se agosta
Y las locas pistas del cielo
Recogen la saboreada esfinge del amor;
Mueve tu cadera aquí,
Valquiria tropical,
Diosa en la penumbra del tapete,
Alza tus piernas entre el ardor de labios
Húmedas quejas de un amor de fuego.


Danza de Lujuriosos

Cuando tras exquisitas figurillas,
El fuego cósmico lubrica y lame
La fuerza del amor en nuestros cuerpos,
En la penumbra,
Fuera del coto de esa mente fiera
Y enjoyada con plumas
Toco la blanca piel en donde cada noche
Baila su ensenada mi lujuria.



Aldea del delirio


Quien dice lengua oh vellón soberano,
No te diré un verbo acéfalo
Pero un ronco ulular
Se incuba en la losa del silencio.
Así, cuando tu cuarto degüella al viento
En la ventana
Tú vas hasta la aldea del delirio,
Vuela la silaba rellena con la menta
De tu voz y bebes la blanca lava de mi daga
Con la encarnada glotonería de tu nuez.


Kama


Fresca aun la cicatriz del cielo
La untuosa amiga del placer se desliza a mí,
Yo la doblo en la redoma de plexo
-Loados el lingam y el yoni -
Cuando el cielo se multiplica
En la pupila ciega de nuestros sexos.


Tu cabello ondulando en el olvido


Yo que no helé mi boca apagada
Entre una soleada caja de Pandora,
He de atrever
Mi ojo de inexperto
Mi apuesta sin luto
Repliegue de zozobra
Que trepa la cresta de mi muro.
Oh caos de tu cabello
Que ondula en el olvido
Aguda vampiriasis que grita inmundicias,
Frascos rotos,
Embriaguez que me sumerge entre la
Lanudez hermosa de tu cuerpo.



Gemela del gemido


Cuerpo loable y gemela del gemido
Acodas tu vientre en mi alborada
Que cubierta por las algas
Boga en la neblina del vacío
Cuando entro en ti definitivamente
Con hermosos aullidos de lobo
Y de enarcado humano.


Seducción

Luego
Te rompes
Como cántaro
Como si una nube
Tu cara
Vida con sabor a boca
Te hundo el lado dulce de los gritos
Me ajusto de tu grieta
Pastoso alud del deseo
Te encuentro en el espejo
Vestida de agua
Rema la respiración
El aire
Muslo
Labio.


Penisismo


Este salvaje y dulce tren
Acento circunflejo de los techos
Boda de carne y hueso
Para que se colme mi rodilla
De lagartos luminosos
De islas delirantes
Fiebres musgosas
Alcohol de nuestra risa
Este salvaje y dulce tren
Hinchiendo de sangre
Sus cuerpos cavernosos
Cuando el palpito de tibias flores
Abren su acuoso señuelo
De carnívoras ostras.



Clavecín erótico


Entonces
¡Toc!
(Los brazos de doradas cabras)
Y tu tristeza
Oriunda de procesos ciliares
Se sienta
Al canto desvencijado
De pianos herrumbrosos
Entonces
¡Habas!
Me supinas
Bajo lo insospechado
Agredida ostra de tus muslos
Erecto cuerno
De mis cálidos chorros.

****

POEMAS DE MARLENY MEJÍA











Tu execrable incoherencia
Cercena
la poca lucidez
Que me exime.
Mi ánfora carnal
Está rota,
Gotea el almíbar de mi deseo.
Tac
Tac
Tac
Vacía y
Estéril
Devoro sus pedazos nacarados
Y los paso con saliva.
Mi apetito caníbal
No ha sido saciado.
Tendré que buscar
Un nuevo cuerpo,
Ha llegado la hora
Del dulce banquete.

***

La visión del resplandor
Dará comienzo a la hecatombe.
Como el nabí lo predijo
El reloj se detendrá
Y reptarás sobre la tierra.
La brisa de octubre
Esparcirá su opio
Sobre tu república de sueños.
Las ranas
Beberán tu sangre,
Ovularán
Y parirán nuevos habitantes
El código será descifrado
Las nubes laceradas por el sol
Llevarán la lluvia roja hasta el sur,
Donde las larvas engullirán
Las hojas muertas del otoño.

***

La plateada huella del caracol
Tatúa en mi cuerpo
El trayecto del deseo,
Mi piel brilla
Bajo la tenue luz de la luciérnaga.
Extraña sensación la que deja tu saliva,
Opaca y excitante
Compite inútilmente
Contra el vómito sagrado
De mi lascivo amante,
Sólo él
Sabe recorrer
Mi sendero infinito.

***

Suicida.


Éxtasis.


Ya la muerte
está cansada
de que sólo
la masturbes.


No quiere que la lamas,
que la beses,
ni mucho menos que la saborees;
aunque esto
le excita
y la hace hundirse
en un orgasmo sepulcral,


Ella espera aún más
pero la aburres
con tus simulacros.


Y en tu próximo
intento por buscarla
te obligará a que le hagas
el amor.

***

El viejo itinerario
Marca
Un redescubrimiento.


El esqueleto del espantapájaros
Saluda.
El hombre
Que camina a mi lado
Deja caer su dignidad;
La recoge,
La desempolva un poco
Y se la vuelve a poner.
Me adelanto,
No quiero
Que se me prenda
La alegría.
Me asfixia
Tener una
Conciencia que no me
Golpee cuando sea necesario.
Camino un poco más,
Me volteo y observo
Que se han perdido
Mi conciencia y él.
Continúo entonces
Tratando de encontrar
El retorno al sur.


***

Espero al fabricante de la lluvia
Para que se lleve a mis fantasmas
Y sus cuerpos de humo,


Espero a las luciérnagas
Para que transluciden
Mi miedo.
Pero Céfiro
Envía a sus demonios
A saltar entre mis ramas
Y no me queda más
Que vender
Los pocas presencias
Que me habitan
Para comprar
Un último momento de valor.


***

Cuando
El viento pida
Su deseo,
El diente de león
Se esparcirá
Como una nube
Y tratará de alcanzar
Las estrellas.

***

La señal fecunda
Mi prodigio ante
La absorta mirada
De los no creyentes.
Ya se les había advertido
Del advenimiento
De la olorosa vainilla.
Los dolores azules
Ya no son redimidos
Por la caracola.
El resplandor termina,
Me voy, ya es tarde.

***

Ariadna teje
Con su hilo dorado una mortaja.
El minotauro está a la espera
De su encuentro con Teseo.
La muerte es inevitable.
Ariadna conduce
Al rojo minotauro al final
Del laberinto.
El exilio ha terminado.
La barca espera a los amantes,
Mientras,
La cabeza de Teseo
Sangra entre las piernas de
La tejedora.

***

POEMA DE INVIERNO

En Abril llegan las lágrimas .
El canto de los grillos
Ya no anunciará
La llegada de mis duendes.
El Hechicero ha dejado
De conjurar a mis dragones,
Y lentamente se destila
La azulidad de mis manos.
¿Cómo explicarle al unicornio
qué es tan sólo un mito?
Regresaré al mar tus caracolas,
Y cosecharé mi imagen en el
Espejo roto.
Tal vez invite al cadáver
De mi mariposa a volar de nuevo,
O sólo le lea mis poemas en invierno.





***




Marleny Mejía Jaramillo nació en Medellín en 1975. Estudia Historia en la Universidad Nacional de Colombia. Hizo parte de “Poetas del Apocalipsis”, colectivo poético que nació a raíz del Concurso de Poesía Ciudad Vivida, interviniendo la ciudad desde lo poético con lecturas, intervención de espacio y transporte público y talleres de poesía en diversas entidades y colegios del área metropolitana. Ha publicado sus poemas en la revista Punto Seguido; en las publicaciones del Concurso Ciudad Vivida en los años 1999, 2000 y 2001; y en el libro Manantial de Palabra -antología poética-, una publicación del Consejo Municipal de la Juventud. Participó, como poeta invitada, en el XV Festival Internacional de Poesía de Medellín (2004). Actualmente hace parte de Taller de Luna, grupo de poesía de la Universidad Nacional, el cual busca generar espacios poéticos, literarios y culturales por medio de lecturas, encuentros poéticos y la realización de un programa de radio, Taller de Luna